Buen día nos de Dios. ¿No habéis pensado en ocasiones si seremos capaces de hacer tal o cual cosa que nos hayan encomendado? Según qué misión así será la responsabilidad y también el grado de duda. Cuando aparezcan esas tribulaciones debemos encomendarnos a Dios, abandonarnos a Él, para que suceda lo que suceda siempre sea para Mayor Gloria Suya. Muchas veces suele suceder que no percibes que el resultado ha sido fructífero hasta que no se haya finalizado la encomienda porque aunque confiado en Dios tenías un cierto temor de que no saliese como debiera. Algunas veces no sale como todo estaba previsto y nos podemos venir abajo aunque son en esos momentos cuando nuestro Padre Celestial se manifiesta claramente para decirnos que no era ese el momento adecuado, que habría que darle tiempo al tiempo. ¡Son tan fáciles las cosas cuando Dios está por medio! Por muy difícil que veas la misión, no te preocupes porque tienes al mejor aliado a tu lado: Jesús. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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