Buen día nos dé Dios.
Cada jueves de cada día es Sacramental y es que fue en un Santo Jueves cuando se instauró la Eucaristía por el mismo Jesús que junto a sus a apóstoles celebró la Ultima Cena antes de ofrecerse al martirio y muerte para posteriormente resucitar y salvarnos a todos y cada uno de nosotros.
Jueves Sacramental, jueves de adoración, jueves de Jesús pero ¿Jueves con Jesús?
¡Piénsalo!
¿Cuándo vamos a estar con Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar, lo hacemos con prisas, pensando en lo que tenemos que hacer, teniendo la mente en otro sitio o por el contrario dejamos en la puerta de la capilla todo lo mundano para encontrarnos con el Señor que es siempre bálsamo necesario para nuestro espíritu?
Adorar a Cristo debería ser una conversación con Jesús sin grandes palabras que nos distraigan, sin largas oraciones que hagan perdernos en la inmensidad ortográfica que hace pensemos más si nos hemos saltado alguna parte que estar y conversar desde el íntimo silencio de corazón con el mismo Dios.
Si nos creyéramos de verdad que Jesús está en el Sagrario nadie nos separaría de estar con Él por tiempo sin límite porque es una forma de vivir en la gloria de Dios estando con los pies en el suelo. Vivir en Dios y para Dios es también hacerlo con nuestros hermanos. Tenemos un encargo muy importante como es el llevar a Jesús, su Mensaje y Palabra, a todas partes, sembrar con palabra y obra lo que ha dispuesto, siendo veraz desde nuestro propio testimonio de vida, siendo iguales a los demás pero también diferentes porque se nos debe notar la inmensa Alegría hecha Esperanza de ser y sentirnos nosotros también hijos del Altísimo.
Eso se consigue más y mejor con una vida plenamente sacramental, gozando de Jesús, conversando con Él, escuchándole lo que nos tenga que decir.
Esto parece difícil pues vivimos abstraidos en un mundo que nos subyuga pero es tan fácil como dejar caer las cadenas que nos sujetan y vivir desde la única Verdad que nos hace Libres.
Te dejo con la oración de Santo Tomás de Aquino "Adoro te devote" (Te Adoro con devoción) que nos puede servir como esa antesala para empezar esa conversación que aún tenemos pendientes con el mismo Jesús y que hoy como siempre nos espera en el Sagrario:
"Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta con el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta palabra de verdad.
En la cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios; haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.
¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre; concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén".
¡Feliz Jueves!
Recibe, mi querido hermano, y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario