lunes, 22 de julio de 2019

22 de julio. Amanece para todos sin excepción

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Buen día nos dé Dios.
Cuando amanece lo hace para todos sin excepción. Para buenos y malos, para las personas de buen corazón como los que lo tienen pútridos, para aquellos que lo piensan aprovechar haciendo todo el Bien que puedan o para esos que lo hacen con la idea de dañar, propagar la maldad por todos los confines donde meneen el rabo.
Sí, Dios es tan Bueno que hace amanecer cada día para darnos a todos la oportunidad de hacer el Bien, ejercer la Misericordia y la Caridad como muestra de Esperanza a todos que el Señor se hace presente a cada instante en nuestras vidas removiéndonos desde nuestros adentros.
Amanece para ti, para mí, para el vecino de arriba que le da por mover todos los muebles cuando nos vamos a acostar o ese que a la hora de la siesta le da por utilizar el taladro... Amanece para los desfavorecidos, los hambrientos, los que sufren, que viven en zonas críticas olvidados por todos y también lo hacen a la vuelta de la esquina. Amanece también para el poderoso que se cree que el poder le dará la eternidad aunque si el poder no se pone a servicio de los demás en verdad no sirve para nada.
Amanece para las personas buenas, para los creyentes, para nuestros obispos, sacerdotes, miembros de la Madre Iglesia, que intentan ejercer su ministerio como un imprescindible servicio que lleve a Dios a tantos. También amanece para los voceros de satanás, los que hacen lo que deban para hundir el honor de las personas, inventándose historias, datos, lo que haga falta para que todos crean que dicen la verdad cuando viven en la asquerosa de las mentiras, amanece para todos aquellos que pierden su dignidad y les mueven la cola a los que se creen con la potestad de acabar con la vida, el prestigio, el honor de los que hay que destruir sí o sí. Los primeros son mezquinos que viven en la ruindad, los segundos simplemente cobardes que viven protegiendo sus "intereses".
Pero Dios, que es Amor, hace que amanezca todos los días porque como buen Padre sigue confiando en sus hijos, en los buenos que están siempre a su lado a pesar de sus muchas limitaciones y también de esos que le volvieron la espalda aunque confía en que tornen a Él como para volver a ser hijos pródigos.
El Señor nos ofrece el regalo de un nuevo día y deja que nosotros hagamos según conciencia y en plena Libertad.
¿Seremos capaces de recibir cada día de nuestros días como ese inmenso regalo y hacer el Bien sin mirar a quién o viviremos mirando para el suelo de nuestras propias limitaciones, de nuestros muchos pecados, de nuestra cobardía e impiedad?
En nosotros está el poner en el Altar de cada día la mayor de las ofrendas a Dios que no es otra que hacer que en nuestra vida rebose de Amor.
¡Feliz lunes y semana!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Jesús Rodríguez Arias

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