viernes, 12 de julio de 2019

12 de julio. Cuando la vida se queda a oscuras...

La imagen puede contener: Jesús Rodríguez Arias, exterior



Buen día nos dé Dios.
Cuando la vida se nos queda oscura, cuando sufrimos un apagón, ya sea por el motivo que sea si no tenemos la fuerza iluminadora de la Fe todo se nos viene para abajo, damos pasos ciegos porque no vemos ni a un palmo de narices.
Todos, sin excepción, hemos padecido, a lo mejor ahora mismo los estamos padeciendo, algún momento dificultoso, alguna situación difícil que hace no comprendamos nada, que nos quedemos ahogados sin poder ni siquiera reaccionar.
Quién no tiene Fe o la dejó aparcada en un momento de su vida asume esta realidad desde el pesimismo, la tristeza, la desesperación, el rechazo a todo lo que para él significa y a todos los que están a su vera.
Quién tiene Fe y está inmerso en esa oscuridad parece que una luz ilumina la negrura de la noche, una luz que lo acompaña, una luz que le hace aceptar la situación desde la Esperanza.
¿Qué no nos preocupamos? ¡Por supuesto! Pero esta preocupación la ponemos en manos de Dios y eso es bálsamo para nuestros deteriorados ánimos.
Pero la Luz de la Fe con la que hemos sido bendecido no es como un celemín que se guarda bajo la cama sino que necesita ponerse en sitio visible para que los demás vean, los demás comprendan que vivir en Dios es Vivir en plenitud.
Aunque estemos ahogados en incertidumbres, aunque nuestro ánimo no sea el mejor del mundo, aunque los padecimientos nos subyuguen, tenemos la obligación de ir al encuentro del prójimo, que se encuentra en la oscura oscuridad, y ofrecerle la posibilidad de dejarse iluminar por Jesús que vino al mundo a curar enfermos, para salvar a los pecadores.
Nuestro testimonio de vida debe ser veraz para que sea creíble para aquellos que todavía no disfutan de la luminosidad de la Fe, nuestro testimonio de vida debe ser coherente entre lo que se piensa, se dice, se hace y que la unión de todos estos elementos sea la de un fehaciente seguidor de Dios que ante todo y sobre todo es Amor.
Por eso el Señor nos conmina a salir de nuestro cuarto oscuro, de la cerrazón, de nuestros miedos, de nuestros padeceres, y hagamos llegar el Mensaje, la Palabra, la Buena Nueva a todos sin excepción porque todos tienen derecho a compartir la inmensa Alegría de saberses Amados y Salvados por el mismo Dios.
No te ciegues con tus problemas, no te quedes acurrucado en tus desgracias, no te sientas impotente porque te falten las fuerzas, y ponte en camino y sigue a Cristo desde la mansedumbre y desde la humildad, carga con su yugo y su carga pues es llevadero y también ligera. Ve a proclamar el Evangelio que hace iluminar en los corazones la Fe hecha Amor, Caridad y Esperanza, hace recobrar la vista a los ciegos, hace que seamos valientes ante cualquier adversidad.
¡Anda, abre la ventana de tu vida y vente a contagiar a todos el inmenso Amor de Cristo Jesús!
Feliz viernes y fin de semana.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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