Buenos días Villaluenga.
¡¡Buenos días nos dé Dios!!
¡Ya por fin abrimos las ventanas para que entre la Alegría, la Luz, el calor que nos hace sentir que Cristo ha Resucitado!
Hoy ya podemos decir que estamos salvados, que el Señor ha sido grande y misericordioso con cada uno de nosotros, que ha valido la pena toda penitencia para gozar de la gloria que nos ofrece la Resurrección.
Hoy es un día triste también pues una buena amiga, esposa de un querido hermano en la Fe, ha marchado a la Casa del Padre y ya se encuentra con Jesús, al que tanto amó en vida, que ha Resucitado por todos y también por ella.
A su Familia, y meto a todos, amigos y todos cuantos quiso y la quisieron mi pesar porque el desgarro y la tristeza de la partida, de la ausencia, se siente y nota aunque sepamos que ya ha resucitado y está con Dios.
Hoy Dios nos pone de cara a la realidad de la vida para que valoremos la verdadera importancia de lo que supone para cada uno de nosotros la Resurrección de Su Hijo, de Su Unigénito, de Jesús.
En este día con mezcolanza de Alegría y de pesar os deseo a todos los que sufrís, los que estáis padeciendo, los que seguimos con nuestro particular existencia una Feliz Pascua de Resurrección llena de Esperanza, de Alegría y de Fe en Jesús que de nuevo ha Resucitado por todos nosotros.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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