Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy es Lunes Santo, el día más bonito y especial del año para quién esto escribe.
Hoy, desde que en 1977 me enamorara del misterio pasional de mi querida Hermandad de Afligidos en San Fernando, se convierte por derecho propio en "mi" día pues es cuando realiza Estación de Penitencia por las calles de La Isla.
En mi Hermandad me enseñaron que "sobre todas las cosas está Cristo" y que la vida hay que saber comprender y ofrecer las Amarguras en los momentos Afligidos que pasamos porque nunca olvidemos que somos eternos Estudiantes de cuanto nos dice Jesús día a día.
En mi Hermandad crecí como persona y como cristiano. Supo consolidar la Fe que hoy en día tengo pues pude empezar a caminar en la Iglesia por medio de ella.
En mi Hermandad conocí a grandes personas, buenos hermanos cofrades, que han dado hasta su último hálito de vida por sus Titulares que es en definitiva su Fe en Cristo y María.
En mi Hermandad he conocido a muchos que hoy los tengo en lo más profundo de mi corazón y otros que se disiparon como el agua en mano y es que la vida es así y no hay que darle más vueltas.
En mi Hermandad un día hace 32 años me revestí con mi túnica nazarena blanca con el fajín rojo de aquellos entonces que luego cambiaría a esparto.
No faltaba un Lunes Santo revestido a Estación de Penitencia que realizaba mi Hermandad. Al principio con el cirio al costado, más tarde portando atributos o insignias, después vara o pértiga en los años que permanecí en su Junta de Gobierno y por último con la cruz a cuesta como penitente.
Hace ya algunos años por mi estado de salud no pude revestirme más con mi túnica de cada Lunes Santo aunque al principio pensara que era cosa pasajera en mi fuero interno bien sabía que mi mayor penitencia no era el llevar la cruz a cuesta en el cortejo procesional sino salir como un penitente más a cara descubierta detrás del paso de misterio.
Me di cuenta que mi cruz no era un madero más o menos pesado sino una grave enfermedad digestiva cuyos padecimientos me acompañarían todos los días de mi vida.
Este año ni puedo salir detrás pues el cansancio me vence y me encuentro alejado del mundanal ruido en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario donde en el silencio, en la quietud, en la tranquilidad, en los paseos por el campo o por las coquetas calles o sentando frente a la montaña perdiendo la mirada en la inamovible montaña busco a Jesús y lo encuentro cada día. Él me hace ver que por muy Afligidos que pueda estar, que aunque transite por la calle de la Amargura, Él vino al mundo para dar contenido y significado a nuestros padecimientos y que con Él todo tiene sentido porque encontramos nuestro descanso.
Sí, sobre todas las cosas Cristo: Super Omnia Christus.
Hoy es Lunes Santo y he abierto mi corazón de cristiano-cofrade de Afligidos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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