Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¿Por qué siempre criticamos, nos reímos, nos mofamos, con lo que los demás hacen mal?
¿Por qué señalamos con dedo inquisidor como si estuviéramos en posesión de la verdad absoluta?
¿Por qué somos capaces de menospreciar al otro cuando no opinamos como él?
¿Por qué volvemos la cara al hermano cuando nos sentimos "ofendidos" por nada?
¿Por qué a la soberbia no le llamamos soberbia y al orgullo no lo reconocemos como orgullo?
¿Por qué vemos la paja en el ojo del vecino y no somos capaces de distinguir la gran viga que nos ciega la mirada?
Por orgullo que nos lleva a la prepotencia. Por la soberbia que nos lleva a la sinrazón. Y los dos unidos nos lleva a muchas equivocaciones que rara vez después tienen remedio.
No miremos, juzguemos, critiquemos a los demás cuando el rencor anide en nuestros corazones porque lo veremos todo distorsionado.
En verdad no juzguemos, critiquemos ni señalemos con nuestros dedos de forma inquisitorial porque quienes somos nosotros para hacerlo.
¿O es que nos creemos poseedores de la verdad absoluta de la que tan solo es depositario el mismo Dios?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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