domingo, 16 de octubre de 2016

16 de octubre. Cuando aparecen las nubes.


Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Ayer cuando atardecía de forma parsimoniosa en este bendito rincón acunado por el Caíllo me fijé en la esa nube que posada en el cielo permanecía ante nuestras miradas.
No sé si alguien se fijó en ella...
Las nubes pueden ser extraordinariamente bellas y darnos paz o amenazantes que hacen que afloren en nosotros el temor.
¿Temor? Sí, hacia lo que desconocemos, con lo que no podemos controlar.
¡Todos tenemos nubarrones en el alma que a veces hacen que nos sintamos decaídos!
Nos sentimos débiles y manejables como marionetas cuando comprobamos en carne propia que no somos tan poderosos, tan invencibles como creíamos.
La enfermedad, las preocupaciones, la soledad, las ingratitudes, el dolor... son nubarrones que se posan ante nosotros y ante los que no sabemos a ciencia cierta como actuar.
Pero esas nubes que parecen indolentes y fijas se acaban por marchar empujadas por la brisa de Dios.
En Él está todo y si somos capaces de reconocernos tal cual somos y poner nuestros afanes, nuestras preocupaciones, nuestros logros en sus manos seguro que sentiremos su Amor con más nitidez y no porque no nos los dé sino porque nosotros no abrimos nuestros corazones a su Bondad y Protección.
Sí, las nubes son preciosas siempre y sobre todo cuando nos confiamos en el Señor.
Feliz Domingo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero dedicar mi reflexión a mis queridos Jose Antonio Jimenez RinconJuan Manuel Gomez Carrillo en el día de sus cumpleaños. ¡¡Muchas felicidades!!
Y muy especialmente a mi querido Enrique Montiel por enseñarme con gestos y palabras la confianza y el Amor que tiene en Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario