Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¿Os acordáis? Hace justamente un año nevó copiosamente en Villaluenga.
Después de lo gozado y disfrutado de la nevada de ese 7 de febrero de 2015 que cayó en sábado y que recuerdo como si ahora mismo lo estuviera viviendo puedo decir que la nieve, sobre todo por estas partes de mundo que no es tan usual, produce un estado de ánimo de alegría y se puede decir que todos volvemos un poco a nuestra infancia. ¿Quién no se ha tirado bolas de nieve o ha hecho el muñequito? Además la visión de todo tan blanco en unos colores donde predomina el blanco y azul al amanecer o blanco y negro durante el día hace que nos relajemos y que seamos capaces de captar esa imagen jamás soñada y que guardamos en los archivos hasta el último instante.
¡Y es que es tan fácil ser feliz, estar alegres, ser otra vez como niños!
Lo estamos deseando aunque tenemos que tener un motivo para ello y la nevada que cayó en mi bendito pueblo hace un año se convirtió en la excusa perfecta para volver a nuestra niñez a pesar de los años que ya atesoramos en nuestras espaldas.
Sé que para los ganaderos y pastores no fueron buenas fechas pues ellos que trabajan gran parte del día a la intemperie pues hacerlo con condiciones climatológicas más adversas siempre supone mayor esfuerzo, mayor dedicación, mayor trabajo y también cansancio.
Cuando la nieve cae somos como niños y es así como Dios nos quiere: ¡Cómo niños! Pero no solo para jugar, reírnos, disfrutar sino también para tener un alma pura, inocente, sin maldad y con ganas de aprender constantemente de que hacer el Bien conforma una gran parte de nuestra vida.
Hoy hace un año nevó en Villaluenga del Rosario. ¿Te acuerdas?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario