domingo, 28 de febrero de 2016

28 de febrero. Después de la tempestad llega la calma.



Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Hoy ha amanecido un rotundo día de sol aunque el frío se deja notar. Aquí se cumple que después de la tempestad viene la calma.
Y es verdad, después de cualquier tempestad que suframos el Señor nos regala la calma que sosiega el alma y hace que la tranquilidad vuelva por sus fueros.
Nadie es capaz de soportar una vida de tempestades, una vida sin un atisbo de sosiego, una vida donde todo sea tan duro porque no lo podríamos soportar y menos cuando se carece de Fe.
Cuando tenemos Fe hasta el sufrimiento tiene un sentido, un valor y eso nos conforta. Cuando tenemos Fe el dolor y las tempestades de la vida se pueden soportar y no es por que no las suframos sino porque Cristo nos enseñó el camino también del sufrimiento con su Pasión, Muerte y posterior Resurrección.
En la Triunfal Resurrección venció a la muerte y nos dio la libertad, la verdadera, la inmensa, la que no tiene límites.
Esa es la calma, es nuestra calma después de las tempestades que podamos sufrir.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero dedicar mi reflexión a mi querida Xiskya Valladares en su día. ¡¡Muchas felicidades!!

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