Buen día nos de Dios.
Nos gusta caminar por lo ancho donde todo queda algo dispersado antes que coger por ese angosto callejón donde permanece lo más concreto, lo más esencial.
Encaminamos nuestras vidas en un trepidante día a día que la mayoría de las veces no nos deja ni respirar.
Por qué llegamos tan cansados al fin de semana? No tenemos tiempo ni de mirarnos y si nos falta tiempo para nosotros y nuestros seres queridos de Dios ni hablamos.
Si no tengo tiempo para un "hola" para rezar menos que menos.
Y orar es tan importante!!!
Rezar nos libera por completo, nos descansa, nos aisla hasta quedarnos con lo verdadero, con lo importante.
Orar en la intimidad llena de vivencias espirituales nos relaja y nos lleva por esos angostos callejones de nuestra propia Fe que pensábamos que ni existían.
Dirigirnos al Señor con palabras sencillas salidas del cofre de nuestras almas y con la oración más agradable para el Buen Dios a modo de Padrenuestro.
Dirigirnos a Él para después callar para escuchar lo que nos tiene que decir porque esta es una conversación a dos y cuando es de uno es porque el Señor habla directamente a nuestros corazones.
La oración gozada y meditada nos enciende la llama del corazón haciéndolo menos pétreo y más sensible hacia los demás.
En días gélidos como el de hoy por mucho frío que pueda haber si tenemos encendida la llama del corazón notaremos menos el frío.
La oración es adictiva pues cuanto más rezas más necesitas rezar y aunque el día a día sea agotador sabes que en ese momento de paz y oración ante el Señor encontrarás tu merecido y necesario descanso.
Es en la Cuaresma cuando nos tenemos que reencontrar con lo que en verdad es la razón y el por qué de nuestra vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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