Buen sábado Villaluenga.
Buen sábado nos dé Dios.
La mente, los malos pensamientos, nos destrozan por dentro poco a poco a la vez que lo hace con nuestros semejantes.
Si en vez de pensar para hacer algo que moleste, hiera, o denigre lo hiciéramos con el solo fin de conseguir la felicidad de los demás seguro que nosotros somos los primeros beneficiados pues se crea un ambiente muy propicio para vivir en paz.
Si en vez de sacar los pies fuera del tiesto constantemente, si en vez de poner en el disparadero siempre a los mismos, si en vez de pisotear con nuestras opiniones, nuestros advenedizos comentarios, nuestra duda hacia el prestigio del otro nos dedicáramos a ser felices no nos meteríamos en tantas guerras innecesarias.
Pero muchos de los que hacen esto no es por defender la "justicia de los más débiles" sino para defenderse ellos del mal que han hecho durante años y que como todo en la vida saben que nada de lo de ayer ni de lo de hoy permanece oculto. Es un mecanismo de defensa, de supervivencia, de morir matando para que se olviden de ellos, de su gestión, de sus abusos de poder cuando lo tuvieron.
Por eso son tan desgraciados, por eso son tan infelices, por eso son tan rencorosos...
Si se dedicaran a cuerpo lleno a las cosas del Señor, si se dedicaran a su trabajo, descansar junto a su pareja, su familia, su forma de ocio, si se dedicaran de una vez por todas a ser felices también lo harían con los demás pues no hay nada más contagioso que la felicidad, que la bondad, que el Amor.
En estos días de postración me he acordado mucho de un querido sacerdote y buen amigo como es el Padre José Antonio Medina Pellegrini que hace ya un tiempo dejó la esfera de lo público para dedicarse al 100% a su ministerio sacerdotal, eliminó sus perfiles en redes, su blog, aparcó sus libros, conferencias y se dedicó al Señor y os puedo decir que es inmensamente Feliz.
He pensado mucho en él porque su ejemplo me ha enseñado que a lo mejor hay que alejarse para volverse a encontrar con uno mismo y también deja la puerta medio abierta para que lo haga Dios, para que lo haga y con ello abra las ventanas de nuestras vidas para que entre el aire puro y limpio y se lleve el viciado.
Sí, pienso que todos debemos alejarnos un poco para darnos una oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos y también hacerlo con Dios aunque sin dejar una rendija de nuestra puerta abierta para que entre aire limpio, para que entren nuestros hermanos.
¡Piénsalo, no es tan descabellado!
¡Feliz sábado!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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