sábado, 16 de febrero de 2019

16 de febrero. Reconozco...


Buen sábado Villaluenga.
Buen sábado nos dé Dios.
El viernes terminaba con ese dulce sabor de boca de haber presenciado que algo grande había sucedido en Villaluenga, en este pequeño y bendito Pueblo cobijado eternamente por el impresionante Caíllo.
Sí, no por el éxito absoluto del I Día de las Letras en torno a la figura del Poeta Pérez Clotet en el que participó todo el pueblo, no por la cantidad de estudiosos y escritores que vivieron en primera persona tal evento sino porque dentro del mismo se presentaba la obra póstuma de Emilio Barea Sellet a cargo de su hijo Bernabe Barea del Valle que estuvo precedido por las emocionadas palabras de nuestro alcalde Alfonso Carlos Moscoso Gonzalez.
Obra que ha estado inmerso Berna desde que su padre falleciese, obra que le dedicó con voz quebrada ante un salón de actos lleno a rebosar de familia, amigos y vecinos.
La vida son vivencias, la vida se escribe a diario un día con el pulso firme o otros temblorosos porque cada día es diferente y tú no estás siempre igual.
Reconozco que para mí es un orgullo tener a Berna y su Familia en una parte privilegiada de mi corazón pues fue él junto a su madre Teresa los que me abrieron las llaves de este bendito Pueblo.
Reconozco ser un privilegiado por contar con personas, que dentro de su humildad, son tan Grandes, que me enseñan a diario tengan la edad que tengan porque basan sus vidas en los valores, esos valores del día a día que premia mi querido amigo Fernando Sainz y que por obra y gracia de la Madre del Rosario también está este fin de semana en Villaluenga y que esta tarde disfrutaremos de nuestra compañía, de nuestras charlas, de nuestras vidas.
Me reconozco un privilegiado porque en esta segunda oportunidad que me ha ofrecido Dios me ha hecho rodearme de gente muy buena, de gente muy grande, de gente con un corazón de oro, de gente que vale mucho la pena. La vida no son honores, medallas, títulos y vanaglorias sino vivir en la sencillez de las distancias cortas, de sentir, de comprender a quienes están a nuestro lado. Esa es la vida que quiero vivir, esa es la vida en la que soy inmensamente Feliz.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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