domingo, 17 de febrero de 2019

17 de febrero. El secreto de la Felicidad: Encontrarla

La imagen puede contener: Jesús Rodríguez Arias, sentado, perro e interior


Buen día Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Todo el que por aquí viene comprueba en primera persona que aquí se escucha el silencio que nos guía a esa clase de Paz, de sosiego, de tranquilidad, tan alejados de otros lares.
Sí, en lugares como en Villaluenga del Rosario todo se ve algo lejano, como si lo que nos preocupa y agobia se quedara detrás de las montañas y eso es bueno porque es inmensamente necesario para nuestra vida y nuestros cada vez más desgatados cuerpos.
¡Nos complicamos demasiado la vida y acabamos pagando por ello!
No sabemos valorar lo que Dios nos da cada día, no sabemos valorar las personas que tenemos a nuestro lado, no sabemos valorar el don de la Amistad, no sabemos ni siquiera querernos un poquito a nosotros mismos y nos seguimos castigando, no dejando pasar una por alto. Somos demasiado exigentes con los demás porque también lo somos con nosotros mismos y no nos cabe en la cabeza que uno es como es pero que así no tiene que ser el otro. El día que aprendamos a respetar a nuestro prójimo estaremos empezando a respetarnos a nosotros mismos.
Por eso, a esta altura de la vida, para mí un día Feliz se convierte en recuerdos de momento disfrutados como los de ayer a mediodía donde con una cerveza, un copa de vino, por medio conversamos en tertulia con personas muy queridas como Flore, Cristóbal, Salvador, Juan de Dios, Gerardo, Diego, Alonso... Sabiendo escuchar, sabiendo compartir, sabiendo aprender, se pasan las horas volando. O por la tarde compartir Misa y posterior charla de las buenas con mi querido Fernando Sainz. Esa es la clase de Felicidad que busco y encuentro, esa es la que está justo delante nuestra y no sabemos valorarla. Cómo leer tranquilamente en la Atalaya mientras Fernanda duerme a pierna suelta encima tuya...
Os deseo no tanto que busquéis la Felicidad sino que seáis capaz de encontrarla.
Feliz Domingo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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