Buen día nos dé Dios.
Si quieres que algo tuyo permanezca, si quieres decir algo aunque lo consideres nimio, si quieres que lo que piensas y opinas llegue a muchos: ¡Escríbelo!
Pero no escribir lo primero que se te venga a la mente, no escribir según las pulsiones de las emociones, no escribir con los sentimientos sino con mesura, sabiendo elegir cada palabra que de forma al fondo de la intencionalidad que quieras expresar.
Escribir no todos pueden, pintar, diseñar, componer tampoco... Todos no podemos hacer de todo pues todos no tenemos los mismos dones ya que eso viene de la mano del Señor según tus cualidades, según tu perfil, tu personalidad.
Seguramente esa persona que piensa que no tiene nada que decir es la más idónea para expresar mucho porque son los que viven en el alejamiento, en la humildad, en ese necesario poner tierra de por medio los que nos pueden dar lecciones vitales en muchos campos, en muchos aspectos necesarios de la vida.
Es nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestra egolatría la que hace que no veamos lo bueno de los demás porque creemos a pies juntillas que lo que nosotros hacemos no solo es lo mejor sino también lo único que debe prevalecer. Preferimos acallar a quienes no están en nuestro barco a bombazo limpio que intentar aprender con ellos.
Pero es que la soberbia, el orgullo, la egolatría, son pilares de la maldad y si esta anida en el corazón y sigue echando raíces en nuestro espíritu al final no somos capaces de ver nada bueno en los demás porque entre otras cosas no creemos en la Bondad y menos en el Amor.
Por eso te invito a que escribas, a que compongas, a que pintes, diseñes, cantes con el corazón y también con la cabeza porque haciéndolo así das gloria a Dios que es la principal fuente inspiradora de nuestras vidas o por lo menos debería serlo.
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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