Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Mi puerta, mi casa, mi ventana, mi vida, está abierta para aquél que me pueda necesitar, quiera estar conmigo, hablar o compartir vivencias. Sólo tienes que hacer tocar la campana.
La vida si no se comparte pierde muchos de los alicientes que Dios pone a diario en nuestro existir. ¿De qué me sirve tener la botella del mejor vino del mundo si no soy capaz de disfrutarlo contigo? ¿De qué me sirve tener una experiencia única si no la transmito a los demás? ¿De qué me sirve estar leyendo un libro apasionante si no lo comparto? ¿De qué me sirve comer ese mendrugo de pan con aceite si no soy capaz de ofrecerlo a quien no tiene nada o teniéndolo carece de todo?
La vida es compartir, la vida es comunión, la vida es relacionarse, disfrutar de las alegrías de los demás, entristecerse con los pesares, servir de báculo y bastón en los padecimientos o ser la palabra amiga y consoladora cuando se busca el consuelo.
Si estamos metidos en nuestra particular cueva solo veremos lo que queremos ver y empezaremos a sentirnos mal porque aparecerán problemas sobrevenidos que nos vemos incapaces de superarlo.
Sal de la penumbra, abre la ventana, deja al sol penetrar en tu vida. ¡Llénala de alegría!
Nunca olvides que la Alegría viene de Dios.
¿De verdad te vas a quedar mirando el techo cuando el cielo azul aparece majestuoso ante nuestras miradas?
¡Comparte y sé feliz! Y ya sabes cuando quieras toca la campana.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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