Buen día nos de Dios. Poco a poco los recuerdos de la enfermedad van quedando atrás, los sufrimientos, dolores, pesares y emociones. Dios cada día va iluminando más mi vida y aunque el cansancio persiste ya está más amortiguado. Cerca de mes y medio después voy necesitando reconducir mi vida hacia la normalidad, hacia mi rutina. En este tiempo el Señor me ha enseñado a conocerme mejor, a descubrir por mi mismo que no soy para nada imprescindible, salvo para mi mujer y mi familia, y que todo sigue su marcha. ¡Y le doy gracias por ello! Muchas veces vivimos subyugado en mil obligaciones y responsabilidades creyendo que nuestra presencia es vital. Olvidamos en el camino familia, amigos, ilusiones y proyectos con tal de estar ahí y tiene que ponernos Dios en situación para demostrarnos que no es así, que la vida y el mundo siguen con su lento paso aunque tu no estés en el centro del mismo. Para mí, os diré, que ha supuesto una liberación pues ya sé que es lo imprescindible en mi vida y lo demás aunque participe será, como antes he dicho, una mera participación. Con este mes y medio entre la operación y la recuperación he descubierto que los imprescindibles en mi vida son Dios y mi mujer pues sin ellos me ahogo y no sé da pie con bola. Un consejo que te doy: No olvides nunca a las personas que te quieren de verdad, no dejes de cumplir tus ilusiones aunque te parezcan muy lejanas y ten siempre a tu lado a Dios pues con Él todo lo consigues. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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