Buen día nos de Dios. El sábado aparece resplandeciente con este frescor mañanero tan característico en mi querido pueblo de Villaluenga del Rosario. Ante la inmensidad que contemplo hoy quiero dedicar mi reflexión a la Vida y a quienes la defienden a pesar de sufrir persecuciones, humillaciones y ataques sin miramientos. La Vida es un don de Dios y como tal nosotros los cristianos, los católicos estamos obligados a defenderla sin objeciones ni excusas espurias. La vida de un ser humano, es decir, de un hijo de Dios no puede verse regulada por normas, leyes o sistemas hechos por el hombre y para el hombre sin contar con el hombre. Estamos en un mundo donde el "buenismo" impera prefiriendo un uniforme tono grisáceo a admirar la multitud de colores que nos ofrece el Señor cada día. Parece que nos escondemos en nuestras propias vergüenzas, en nuestras limitaciones, en nuestra inmensa cobardía por no luchar con todas nuestras fuerzas por llevar el Reino de Dios a todos los hombres y parte de ese Reino es la defensa a ultranza de la Vida. ¡Qué no nos pongan la cara colorada por no haber hecho lo suficiente! Trabajar desde la coherencia de vida, de fe, de creencia, de forma de pensar nos traerá muchos problemas, nos sentiremos defraudados incluso por los más cercanos, los que creíamos referentes aunque al final te quedas con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible por vivir y ser coherente hasta el final de tus días. Hoy mi reflexión particular se la quiero dedicar a una buena amiga, una hermana en la fe que vive con coherencia su Fe en Cristo Jesús y es una defensora a ultranza de la Vida. Gracias Mercedes Collantes Faz por todo lo que haces a diario. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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