Buen día nos de Dios. Alguien me decía que ha llegado la hora de ser valientes. Y es verdad, hay que serlo en todo momento y situación. Es fácil tomar esta actitud cuando nos enfrentamos a retos que nos apasionan, cuando estamos inmersos en la "lucha" aunque que difícil es mantener la valentía cuando arriesgamos cuanto tenemos por nuestra fe, nuestras creencias o nuestra forma de pensar. ¡Qué difícil es ser valientes en la adversidad, en la derrota, en la enfermedad o ante la misma muerte! Toda valentía desaparece cuando nos entra la duda y aparecen los miedos y temores que anidan en nuestro corazón hasta empequeñecerlo hasta hacernos desaparecer. Cuando esto nos suceda tenemos que poner nuestra confianza en Dios que es nuestro principal apoyo y aliado para no sucumbir antes los envites de la vida. Podemos, tenemos que ser valientes aunque para ello nos debemos poner en las manos amorosas de Dios que nos cuida, protege y restaña cualquier herida. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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