Buen día nos de Dios. Hoy sábado es el día de María aunque ayer Viernes de Dolores también lo fue. Cuando uno se encuentra cansado, agotado, que las fuerzas empiezan a flaquear lo mejor, y más necesario, es asirse a la Mano de nuestra Madre Celestial que siempre está dispuesta para nosotros, para todos sus hijos. Acomodarse en Su Ternura hace que nuestros desgastados cuerpos se llenen de paz, de tranquilidad, de saberse seguros al igual que cuando éramos pequeñitos y nuestras madres nos acogían entre sus brazos. Dice mi madre que ella, que es muy anciana, se encuentra sumamente confortada en los brazos de María, que la siente y que le da una seguridad inmensa. Rezo todos los días el Santo Rosario y pongo mi vida en las Manos de la Madre de Dios y Nuestra y ya puedo ir con paso confiado por la vida que sé que Ella está siempre protegiéndome. Ayer me sucedió en Sevilla. Hacía calor, había mucha gente por las calles y mi cuerpo a lo largo del día fue de más a menos hasta llegar al agotamiento. Iba a las Iglesias donde estaban expuestos a veneración pública Jesús y María entronizados en sus Pasos y puedo decir que solamente hubo dos momentos en los que mi alma descansó: Rezando en el Sagrario de la Capilla de los Estudiantes y frente a la imagen de la Esperanza Macarena, de la cual soy muy devoto a la par que hermano de esa extraordinaria Hermandad de La Madrugá sevillana, al verla se me quitaron todo el cansancio, todos los dolores y entró ánimo jubiloso en mi espíritu. Era la Madre que acogía, de nuevo, a uno de sus hijos que necesitaba de ese Abrazo Maternal. Déjate Abrazar por María y te sentirás fuerte y reconfortado. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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