lunes, 9 de septiembre de 2013

desde el tren. 9 de septiembre.

Buen día nos de Dios. Hoy me ha costado levantarme, el no haber cogido vacaciones hasta la fecha se va notando en el cuerpo y el cansancio acumulado hace mella. ¿De qué estoy cansado? De los madrugones, las prisas, el día a día con su multitud de obligaciones y responsabilidades. Voy necesitando tiempo para mí, para mis meditaciones, para rezar en y con tranquilidad, para mis investigaciones y para tratar mis próximos escritos. Para estar con Hetepheres. Descansar del trasiego diario para dedicarlo a lo que más me gusta: Evangelizar. Descansar para no hacer nada es un soberano aburrimiento, una pérdida de tiempo y ya sabemos que este es más bien limitado. Después de las vacaciones suelo regresar lleno de energía aunque cansado mentalmente porque no suelo parar y pararme. La misión que cada uno de nosotros tenemos encomendada es tan importante a lo ojos de nuestro Padre Celestial que no admite descanso, vacaciones o relajamientos estériles. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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