viernes, 6 de septiembre de 2013

desde el tren. 6 de septiembre.

Buen día nos de Dios. La quietud me envuelve cuando estoy en Villaluenga del Rosario, una inmensa tranquilidad ha invadido mi alma y eso hace que me entregue a la oración desde la intensidad que brota del alma. No podemos rezar, estar en las cosas de Dios con prisas. No se lo merece Él ni nosotros. Los hijos deben hablar y escuchar al Padre y eso se hace mejor desde el silencio. Existe demasiado ruido, demasiadas interferencias que nos van perturbando hasta introducir en nuestros corazones el vacío que envuelve todo. ¡Párate, medita y busca tu silencio para hablarle al Señor! ¡Te está esperando! Desde Villaluenga recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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