lunes, 23 de septiembre de 2013

desde el tren. 23 de septiembre.

Buen día nos de Dios. Todos estamos expuestos a la crítica, al viciado interés de saber cuanto somos o padecemos aunque no para ayudar sino para inmiscuirse en la vida propia para el malsano "cotilleo". Todos estamos expuestos a lenguas viperinas que lo único que hacen es soliviantar nuestros ánimos y actitudes. Personas así las hay y habrá siempre porque forma parte de la condición humana. Ante estas desagradables situaciones que todos hemos padecido y sufrido, que te llena de impotencia y tristeza cuando viene de alguien que no te lo esperas, lo único que podemos hacer es rezar. Sí, rezar a Dios para que perdonen a esos que infringen daños innecesarios porque no saben lo que hacen y rezar al Padre por nosotros para que a pesar del dolor y la contrariedad no nos impida a seguir confiando en los demás porque si caemos, es decir, nos mina la confianza en el ser humano habrá triunfado la fuerza del Mal. Para curar las heridas del alma no basta con lamerlas como los gatos sino debemos esperar a que se nos aplique el mejor bálsamo: El Amor de Dios que cura y cicatriza todo. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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