Buen día nos de Dios. Ya desde el tren de cada día empezando lo que para muchos es la rutina. El volver al día a día no tiene que presuponerse algo malo o tedioso, al contrario debemos asumirlo desde la esperanza e ilusión pues todo está por hacer, por realizar. Con esta actitud nos tenemos que levantar todas las mañanas, con esta ilusión de vivir cada segundo sirviendo a Dios y a los demás. En eso, al fin y al cabo, radica la auténtica FELICIDAD. De nosotros esta el poderla alcanzar. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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