Buen día nos de Dios. Hoy quiero traer a esta reflexión a los que sufren la pobreza más total y absoluta. Hay quienes han elegido ser pobres y vivir en la precariedad, yo conozco algún que otro caso, y los que la vida le ha venido mal y padecen la pobreza en la soledad más absoluta. ¿No vemos nuestras caras cuando un mendigo entra en un tren o está durmiendo en las puertas de nuestras casas? Parece que nosotros queremos ayudar a los pobres en el momento adecuado y cuando no nos molesta su presencia. Debemos cambiar ese rol si queremos llegar a ser verdaderos cristianos consecuentes. Así lo entendió Santa Angela de la Cruz, así se entregó a todos los que no tenían de nada; no dinero, ni el amor de los demás. Desde entonces las Hermanitas de la Cruz se entregan en cuerpo y alma a los más necesitados, se desgastan dando todo su amor, que es inmenso, por todos cuanto sufren la verdadera pobreza. Viendo a esas monjitas de Sor Ángela de la Cruz, viendo su entrega por lo que nada tienen me hacen abrir mis ojos y revisar mi conducta hacia los que lo pasan mal siempre. En su dia: ¡Sor Ángela de la Cruz, ruega por nosotros! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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