domingo, 17 de noviembre de 2013

desde el tren. 17 de noviembre.

Buen día nos de Dios. Cuando tengo que viajar lo que menos me gusta es el trastorno del propio viaje; la maleta, los horarios, la antelación con la que tienes que estar en los sitios, las esperas... Pero cuando llego al sitio me intento impregnar del mismo, de sus lugares y de sus gentes por poco tiempo que pueda tener cuando vas a algún sitio para cumplir con unos compromisos adquiridos. La vida también es un viaje en la cual llevamos nuestro particular equipaje, al cual le sobran muchas cosas y que tenemos que quitar de la maleta pues nos va pasando demasiado. También tenemos que cumplir horarios, saber ser pacientes y esperar en demasiadas ocasiones e intentar impregnarnos de todo cuanto nos vaya sucediendo porque el viaje podrá ser tan corto o lejano como Dios lo tenga establecido. La misión encomendada es extraordinaria y tenemos que llevarla a cabo sin reservas, con pasión y con ilimitadas ganas de anunciar el Reino de Dios a todos los hombres y mujeres sin distinción. ¿Habrá cometido más bonito para el viaje de nuestra vida? Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

1 comentario:

  1. Un viaje apasionante, lleno de riesgos y dificultades, pero también de gozos y alegrías. Un viaje cuyo final es seguro, nuestra salvación, porque ya está pagada por Jesús de Nazaret con su Muerte y Resurrección.

    El Padre, nuestro Padre como Él nos ha dicho, le ha parecido bien que Él, su Hijo, entregue su Vida para nuestro rescate. Es un viaje seguro a pesar de los riesgos si sabemos llevarlo siempre con nosotros.

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