Buen día nos dé Dios.
Poco a poco nos vamos acercando a Pentecostés que es cuando el Espiritu Santo se hace presente en nuestras vidas para guiarnos desde la Fe a la Verdad absoluta que es Dios.
Dejarnos guiar por el Santo Espíritu es hacerlo por el mismo Cristo que aun Ascendiendo a la Casa del Padre se queda de forma permanente con todos nosotros. Es la forma más sutil de permanecer en nuestras vidas, si lo dejamos claro está, porque la relación del Señor con cada uno de nosotros es la de la sutileza.
Él se hace presente en nuestras vidas porque vive sin separse ni un instante aunque no nos demos cuenta porque lo que ansía el Padre es que sus hijos sean Libres, nos da esa clase de Libertad que nada ni nadie nos daría, y nos ofrece la ayuda del Espíritu Santo para que caminemos a su lado y en algunos momentos de nuestras vidas a su encuentro. Nos da la oportunidad de esa imprescindible ayuda que nos ofrece su Santo Espíritu para que sin movernos ni un ápice de nuestra propia Libertad queramos hacer aquí en la tierra la voluntad del Padre Todopoderoso.
El Espíritu Santo nos regala ese hálito de Esperanza, ese fuego que quema nuestras entrañas cuando sentimos a Dios ya sea en la contemplación eucarística, ya sea recibiéndolo a corazón abierto en la Eucaristía, ya sea ayudando y sirviendo a nuestro prójimo, ya sea viviendo desde la única Verdad que nos hace Libres. No olvidemos que la Libertad no se ejerce sino que se vive o no en ella pues puedes estar perseguido, preso, condenado, y ser Libre o todo lo contrario y vivir en las eternas cadenas que nos hacen presos de nuestros intereses, pasiones, miserias...
Por eso es bueno que nos vayamos preparando para un nuevo Pentecostés, para recibir a corazón abierto al Espíritu de Dios, para dejarnos ayudar por él y asumir que la verdadera felicidad empieza cuando dejamos al Señor actuar sobre nosotros según su voluntad.
Roguemos al Espíritu Santo ilumine nuestras vidas, nuestros actos, nuestras decisiones, nuestro día a día.
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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