Buen día nos de Dios. Debemos aprender a leer en los ojos de los demás. La expresión de la cara nos puede decir cosas aunque podemos ocultar nuestras preocupaciones, en cambio los ojos nunca mienten. Podemos ver una gran sonrisa y a la vez unos ojos tristes de suplicante auxilio. Cristo nos da la solución para que estemos atentos a esas llamadas, esos toques de atención. Cuanto más humildes seamos, más receptivos seremos con los sentimientos de los demás. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de ayudar a todos nuestros hermanos, pero debemos dejar que Dios actúe en nuestros corazones para, con docilidad, ir al encuentro del otro. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario