Buen día nos de Dios. No hay nada en el mundo que el abrazo de una madre. Todos lo necesitamos, todos recordamos a la nuestra. A esa mujer que nos llevó en las entrañas, que dio toda su vida por nosotros, que se quitó el pan de su boca para darnoslo a nosotros. ¡Nuestras madres! Quiero que hoy, esta reflexión, sea un homenaje a todas las madres del mundo. Y si nuestra mamá es un ser bendito para nosotros, ¿Cómo será nuestra Madre del Cielo? Maria es eso y mucho más porque al estar permanentemente con nosotros, su entrega, su dedicación, sus cuidados, su amor hacia sus hijos, que somos todos, es permanente. ¡Cuidemos a Maria como nuestra Madre que es! Reza todos los días el Santo Rosario, encomienda tus quehaceres, tu vida, la de los tuyos y Ella como Buena Madre nos cuidará, intercedará y nos mimará. ¡Madre mía, en tus brazos me dejo caer! ¡Cuidame como solo tu sabes! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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