Buen martes nos dé Dios.
Hoy es de esos días en los que sientes comienza todo a funcionar de forma normal tras casi un mes metidos en fiestas. Es enero un mes que siempre notas más el frío, percibes más oscuridad, sientes que el invierno ha llegado para quedarse. Es así porque venimos de unas entrañables fiestas llenas de color y colorido, de luz que alumbran nuestro devenir diario, con música y compras, muchas compras... Además de todo cuando abrimos la cartera vemos que está más vacía pues hemos abusado, siempre lo hacemos, con tanto comprar que al final no tenemos ni para las rebajas de las rebajas.
Pero también comienza el día a día de este nuevo año, que está casi por estrenar, con muchos frentes delante de nuestros ojos. Algunos se nos escapan de las manos pues en verdad poco podemos hacer y otros somos nosotros los que tenemos que afrontarlos porque nos toca demasiado de cerca.
Piensa que en esta vida todo lo que nos suceda no es por casualidad, no ocurre porque sí, y aunque nosotros podamos creer que estamos ante un momento delicado a nivel general o a un nivel más personal hay que saber que esto ocurre por algo, porque es bueno para nosotros, porque a lo mejor necesitamos despertar conciencias que estaban adormecidas. Pase lo que pase Dios está con nosotros y eso es la mejor garantía de que estamos a salvo porque nuestro afán no debería ser luchar para no perder la vida sino para alcanzar la auténtica Vida. La santificación es el objetivo, el fin, la meta.
Miro el calendario de este nuevo año y reconozco que tengo que empezar a atar esos cabos que siempre se dejan para luego, tengo que recortar flecos que ya es hora ocupen su lugar. Un nuevo año apasionante donde habrá de nuevo que empezar de cero y si es posible incluso cambiar de vida porque llegas a una edad en la que todo lo ves con otros ojos, separando la paja del trigo, y compruebas que es lo inmensamente necesario y qué lo superfluo, si vale la pena seguir como estás o dar un cambio radical a tu vida.
Creo que esto se piensa más desde la experiencia de vida, saboreando la madurez como la mejor enseñanza, porque valoras de verdad a quién amas, a quienes están contigo a las duras y maduras, qué cuatro cosas que valen la pena permanezcan junto a ti.
Hay que tener valor, como está el mundo, para seguir caminando por los senderos de la vida y hay que tener mucho arrojo para cambiar de sentido de la marcha porque puede ser que te encuentres a contra corriente. Pero qué si no es la vida de un cristiano sino la de ir a contra corriente pues nosotros defendemos la Fe en Dios que es Amor frente a un mundo que prefiere lo material que esclaviza a lo espiritual que libera.
No, no es tan malo empezar de cero, dar ese necesario giro, vivir según los dictados que el Señor te dicte al corazón que seguir igual compadeciéndonos de nosotros mismos y de lo mal que está todo en general.
¡Feliz martes y semana!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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