martes, 21 de enero de 2020

21 de enero. Nuestros niños.

La imagen puede contener: montaña, cielo, planta, árbol, exterior y naturaleza

Buen día nos dé Dios.

Siempre me gusta escuchar la algarabía de los niños ya sea cuando juegan en la calle, van en excursión, celebran a su manera de la Eucaristía o están junto a sus padres y familia ya sea en sus casas o fuera de ellas.

Y es que en la niñez está el futuro de este mundo pues nosotros formamos parte del presente y por eso tenemos que hacer lo imposible por dejarles un mundo más justo y sobre todo mejor que el que estamos gestionando.

Un niño es como una frágil vasija de barro que podemos romper y corromper por nuestros egoísmos, un niño es ese cofre cuyo contenido es todo su aprendizaje, sus valores, la educación recibida en casa, la cultura que absorban en el colegio, las relaciones con sus semejantes, el saber transmitir la Fe, que parece que esto se nos olvida, dándoles testimonios de vida de coherencia entre lo que le decimos, le transmitimos, le enseñamos pues ellos tienen que ver que la palabra y las obras van juntas.

Ahora existe un interesado coloquio sobre la pertenencia de los niños y los niños, como los hombres y mujeres adultos, no son un bien inmueble que se compra y escritura. Los niños son de quién los crea y en esto no participa para nada el Estado. Los niños, como tú y como yo, son de Dios y además son un regalo para sus padres como custodios de la vida de un ser humano.

Tenemos un Estado al que le gusta intervenir en todos los ámbitos, también en cada casa y cada familia, porque quieren decidir por nosotros que hacer con cada cual. Si somos viejos o estamos enfermos se nos quita del medio con la eutanasia, si existe un embarazo el cual nos hacen ver que no es deseado o el feto tiene algunas pequeña tara pues se le elimina con el aborto y así suma y sigue...

Quieren moldear esta preciosa y frágil vasija de barro que son nuestra niñez porque les interesa introducir en ella el mensaje que quieren crean no importándoles para nada la opción preferencial de vida que tienen sus padres y su familia. El Estado no está para esto, está para garantizar pensiones dignas, condiciones de trabajo justo para todos, para protegernos, para mantener un estado de bienestar que pagamos todos, para respetar nuestras creencias, los valores de los que cada uno somos depositarios.

El Estado y el gobierno están para gobernar por el bien del común de la Nación y de todos los que en esta habitamos. Precisamente el Estado no está para resetear a nuestros niños para que todos tengan la información que este quiere que tengan o para abrir la puerta a la muerta descartando la de la vida que es en sí la que hace que el mundo tenga futuro y salga adelante.

Me gusta escuchar la algarabía de los niños pues en ellos se vislumbra que entre todos podemos hacer un mundo mucho mejor para dejárselo como la mejor de las herencias.

Con la ayuda de Dios seguro que lo conseguimos.

¡Feliz martes!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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