Buen día nos dé Dios.
¿Os habéis fijado en esos rincones donde se agolpan recuerdos que forman parte de tus vivencias?
Todos los tenemos y todos son en mayor o menor medida imprescindibles.
Son recuerdos que pueden ser de tu infancia, de tu vida, de donde has pertenecido o perteneces, son objetos que te recuerdan tus fidelidades, tus seres queridos, tus aficiones, tus creencias y todo lo que conlleva ese camino llamado vida.
Dicen que cuando nos hacemos más mayores vamos atesorando más aunque en mi caso particular intento mantener a raya esta inercia que se adquiere con los años. Me gusta guardar poco pero ese poco debe suponer mucho para mí. Salvo la biblioteca que atesoramos Hetepheres y yo, que cada día que pasa tiene más volúmenes, salvo alguna foto de momento muy concreto, no somos muchos de mirar al pasado no porque fuera ni mejor ni peor sino que lo vivido se hizo con total intensidad, con la mentalidad y la forma de pensar de entonces, que en nuestro aquí y ahora seguro que en mucho no pensamos de aquella manera aunque nuestros sentimientos permanecen inalterables en el tiempo.
El rincón que sale en la fotografía contiene unos elementos que cogen gran parte de mi vida: Una foto de mis padres, dos retratos de S.M. el Rey Don Juan Carlos y otra de S.M. el Rey Don Felipe VI, me declaro abiertamente monárquico, y dos de los tres libros que tengo en estos momentos abiertos. J.C. el sueño de Dios de Miguel Aranguren ahonda en mi Fe, en mis creencias porque pienso igual que Chesterton cuando dijo que quién no creen en Dios lo hace en cualquier cosa. Ahora nuestro mundo se inventa dioses a la medida, divinidades tipo Pachamama, poco a poco nos dirigen a adorar al becerro de oro atiborrándonos de ideas que se contradicen, haciendo ver que hay que abrir la mente a otras realidades que no tienen otro fin que el de eliminar a Dios de nuestras vidas. Lo pagano sobresale, con el permiso de todos, a lo divino y así nos va...
Vivimos en un mundo demasiado digitalizado, donde el chat está acabando con la conversación de tú a tú, donde los mensajes han derrotado a las llamadas telefónicas, donde se compra, se vende, se realiza todo por medio de internet, donde los recuerdos permanecen en la nube, donde tú y yo somos números encriptados que si no servimos somos reseteados. Lo virtual está haciendo la guerra a lo personal y por ahora está ganando la batalla y con esta el individualismo, el egoísmo, la soledad...
Por eso cuando mi mirada se detiene en ese rincón de los recuerdos suelo cerrar los ojos para que estos no se escapen, para que permanezcan en la retina de mi memoria como siempre pues forma parte de mi patrimonio personal e intransferible y eso no tiene precio.
¡Feliz miércoles!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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