martes, 19 de noviembre de 2019

19 de noviembre. El Señor me sostiene.

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El Señor me sostiene
Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
cuántos los que se levantan contra mí!
¡Cuántos son los que dicen de mí:
“Dios ya no quiere salvarlo”!
Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
tú mantienes erguida mi cabeza.
Invoco al Señor en alta voz
y él me responde desde su santa Montaña.
Yo me acuesto y me duermo,
y me despierto tranquilo
porque el Señor me sostiene.
No temo a la multitud innumerable,
apostada contra mí por todas partes.

Buen día nos dé Dios.
Cuando la vida se va convirtiendo en una ciénaga y pareces hundirte sin remisión solo hay que leer este salmo para comprender que en verdad nada es para tanto, ninguna preocupación ha de preocuparnos tanto como para correr hacia delante en una continua escapada pues por muchos que nos quieran hundir, por muy negro que lo veamos todo, por sentir como todo a nuestro alrededor se desmorona e incluso sientes tus cimientos resquebrajarse, piensa que el Señor nos sostiene, nos salva y protege. Con Él puedo dormir tranquilo, descansar, cerrar los ojos para apartarme de cuanto me rodea.
El Señor me sostiene y yo ansío con todo el alma que así sea, me abandono en sus brazos para que haga en mí según su voluntad. Esa es la clave de la Felicidad en la recíproca confianza. Él me sostiene y puedo dormir tranquilo, puedo descansar, puedo cobijarme en el Amor de Dios.
La clave es dejar al Señor hacer en tu vida con total libertad pues todo lo que haga, aunque muchas veces no lo lleguemos a entender, es lo mejor sin lugar a dudas para nosotros así como para los que nos rodean ya que no debemos pensar que estamos solos en un mundo de soledades ya que nosotros formamos parte de un todo y que somos necesarios también para hacer un poco más felices a los demás, somos necesarios, por la Bondad del Señor, para seguir sembrando en cualquier terreno ya que muchos que no conocen a Dios ni su Palabra de Vida Eterna tienen derecho a gozar del inmenso regalo que cobija nuestro corazón: ¡La Fe!
Sí, el Señor me sostiene y soy Feliz.
¿Y tú, dejas al Señor que te sostenga?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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