Buen día nos dé Dios.
Martes 3 de un mes de diciembre que aparte de ser el último del año también se puede decir que es el más "festivo" pues unidas las fiestas a celebrar y cuanto a estas rodean hacen de este mes en el que termina el otoño y empieza el invierno en más colorido de los anteriores.
Sí, porque ya en las grandes ciudades disfrutan del alumbrado extraordinario que anuncia una nueva Navidad. Alumbrados estos que son verdaderos espectáculos luminarios que tienen poco que ver con el hecho que celebramos aunque en verdad hay que reconocer que el Nacimiento del Niño Jesús se ha convertido en algo residual porque parece que casi todo el mundo lo que celebra es la laica navidad.
A mí personalmente me gustan los alumbrados más austeros, más íntimos, más sencillos, porque para convertirse en ese itinerario luminoso, a modo de estrella, que nos lleva al Portal donde adoraremos al recién nacido junto a su Madre María y su padre José. En Belén hace 2019 años se hizo la Luz como nunca se había visto, ese sí que fue un extraordinario alumbrado de Navidad y no el que ponen muchas ciudades para competir cual es la mejor, para convertirse también en referente turístico único.
Y es que al celebrar la Navidad desde su esencia, montando un sencillo Belén en casa, cenar de lo más sencillo en la Nochebuena, ir a la Misa del Gallo y cuando volvíamos a casa sentarnos alrededor del portal para cantar esos villancicos de siempre mientras todos nos tomábamos un vasito pequeño de anís que espantaba algo el frío.
Antes éramos más de celebrar en familia la venida de Jesús que montar esas espectaculares mesas, como los alumbrados en las ciudades y algunos pueblos, con todas las mejores viandas encima de esta. Pienso se ha perdido el sentido más íntimo y familiar de estas fiestas porque ya son muchos los que van por "obligación" a la cena o almuerzo de la familia en la parte que toque. Cuando en nuestros corazones no arde el calor del amor del Niño Jesús aparece la frialdad, el compromiso, en muchos casos, y el reunirse casi por obligación.
Son fechas donde se notan mucho las ausencias y más cuando estas han sido demasiado recientes. Enfocamos la Navidad desde la tristeza y el dolor cuando es lo contrario: Es Alegría y Esperanza ante el Nacimiento de Jesús.
Será porque he vivido, crecido, en un barrio humilde, marinero, callejolero, como es el Carmen en San Fernando, será que he disfrutado de una Navidad más auténtica en la sencillez y la humildad, será que desde chiquitito mis mayores me inculcaron la verdadera importancia de lo que significan estas fechas, será que antes todo era más normal, que ahora en la madurez de mi vida prefiero la sencillez de lo que es la Pureza de lo Auténtico, el celebrar la venida de Jesús desde la Esperanza, desde la Alegría, alimentando más nuestros corazones con la Palabra de Dios, que ha escogido a la gente sencilla en vez de los poderosos y entendidos para anunciar el Reino de los Cielos, y disfrutando del calor, del amor, de quienes nos quieren de verdad y ayudando a todos aquellos que no tienen ni un techo, ni un trozo de pan que llevarse a la boca porque también para ellos, y por ellos, nace Jesús otro año más.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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