Buen lunes nos dé Dios.
Ocho días quedan para una nueva Nochebuena y ya se nota en las calles e incluso en los trabajos pues son muchos los que disfrutan de esos días libres que se cogen por estas fechas así como otros preparan los últimos detalles de los almuerzos entre los compañeros que alrededor de una mesa celebran el poder verse aunque sea en este tiempo. Las calles están "iluminadas" aunque sea de día pues en ellas hay más vida, más alegría, más color...
Son fechas de inmensa devoción ante el gran misterio que es en sí el Nacimiento de Jesús pero que muchas veces queda atenuado por el jolgorio, las compras, los alumbrados que cada vez son más extraordinarios, las prisas ante tanto que hacer, tanto que preparar...
Montamos las mejores mesas, ponemos en ellas los mejores manjares, recibimos a los que vienen a celebrar la Navidad pero en muchas ocasiones nos olvidamos el por qué estamos celebrándolo.
Son épocas familiares, con sabor a hogar, donde se notan las ausencias que permanecen en el corazón con miles de recuerdos, son días donde todo es solidaridad, todo el mundo se vuelca con todo el mundo pero, ¿nos volcamos con Jesús y lo Él significa para nuestras vidas?
Sí, porque si solo nos fijamos en las fiestas nos perdemos la grandeza de la Celebración de la Navidad del Niño Dios, si nos fijamos en esa tela de araña que significa todo el montaje que se organiza a lo mejor descuidamos a los que en verdad se sienten solos por muy acompañados que puedan estar, si todo es música, jolgorio y color a lo mejor perdemos de vista a nuestro prójimo que nos manda mensajes de auxilio con solo una mirada porque hay que reconocer que miramos pero en verdad no vemos nada que signifique un necesario arraigo en nuestras vidas.
En estas fiestas me gusta más la intimidad que perderme en la muchedumbre, me gusta más saborear el hecho más insólito y grande que nos ha ocurrido con el Nacimiento de Jesús que empacharme con tanta comida que al final no sabes apreciar porque estás harto, me gusta más sentir el calor del abrazo de María y José al recién Nacido estando frente a la chimenea encendida en una media oscuridad que las luces me nublen la vista y cieguen la Fe.
Hoy 16 de diciembre tiene mucho de Esperanza porque en sí la Navidad, la verdadera, lo es.
Y esta Navidad ya sabes: ¡Abre las puertas a Jesús!
¡Feliz lunes y semana!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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